Como Cenicienta...



 
 
Mis padres no sabían si irían a la boda de unos amigos a la que mi hermano y yo también estábamos invitados, pero mi mamá decidió que si irían serían solo ellos dos, porque ir a una boda tan cara acarrea mayor gasto. Por lo tanto el domingo, mi hermano y yo nos quedaríamos solos en la casa.


Pd.: no puedo salir de casa porque tengo que cuidar a mi hermano que tiene el brazo roto, y además tengo que hacer faenas y ordenar la casa porque viene un hombre a dar clases a mi hermano.

Con lo que la única esperanza que me queda es que no me aburra mucho y que mi novio me haga una visita. Pero bueno ahora mismo no se puede hacer nada, y menos con este día de lluvia.

Y por un momento me empiezo a sentir como la Cenicienta. Ahí están todos arreglados, con sus trajes y vestidos, tacones, maquillaje y peinados, y yo en la puerta de mi casa viendo como están todos listos para ir de boda.

Ahora es cuando me doy cuenta de que me hubiera gustado ir. Con lo bonito que es ver una boda, pero no solo es eso, allí también estará parte de mi familia incluyendo también a mi primo chico que llevo tiempo sin ver. Además de que también me gusta arreglarme de vez en cuando y esa sería una buena ocasión. 
                                                                                                                                                                                                                                               
 Pero, ¿qué es lo que me queda a mí? Pues las fotos de la boda que mi mamá me ha prometido echar y mandarme durante el día, viendo lo bien que están por allí y lo guapos que se han puesto todos, y por otro lado hacer faenas, deberes, y otras tantas cosas que tengo pensado hacer hoy.

Pues aquí tenéis el “bonito” día de lluvia que me espera. Ojalá al final del día sea mejor de lo que pensaba, y que me dé tiempo a hacer todo lo que quiero.  

Y a vosotros lo mismo, que hay que aprovechar el finde!!

Comentarios

Entradas populares de este blog

Todo empieza a encajar

Como el Yin y el Yang

Y te vi... - Relato