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Mostrando entradas de octubre, 2018

Ese momento...

Ese momento en el que explotas. Ese momento en el que te cansas de esperar sin recibir, y en el que te cansas de pedir sin recibir. Llega un momento en el que te sientes estúpida, inútil, sin sentido, sin valor. Ese momento en el que todo se vuelve negro, en el que empiezas a insultar en tu cabeza sin ton ni son. Ya estás harta. Las lágrimas ya caen porque es lo único que te queda ya. Quieres chillar, gritar, mandar todo a la mierda. No quieres saber nada de nadie. Entras a la ducha con todos estos sentimientos encontrados y lo único que puedes hacer es poner el agua tan caliente que te queme la piel. Tan caliente que se pone roja; tan caliente que duela. Por lo menos que duela de verdad. Solo buscas la manera de desahogarte, la manera de que al menos alguien o algo sepa lo que sientes, cómo te sientes. Ojalá poderle pegar puñetazos a algo, poder desahogarte físicamente, pero ahora mismo no puedes. Solo te queda escribir. Aunque solo sea para que se quede ahí, p

Verdades a medias

Hoy he soñado con él. Soñaba que lo besaba y no me importaba. Me decía a mí misma: "Solo son besos". Pero yo quería más, besos. Puede que sea algo más que besos porque realmente, cuando pienso en él, me atrae, mucho. No recuerdo el momento en el que empecé a sentir atracción por él, pero sí sé que he soñado varias veces con él en un plan un tanto erótico. Además sé que mi mente ha jugado en su presencia a abalanzarse sobre él.   Y sé que conscientemente he permitido sus roces sin importarme la cantidad o la visibilidad. Pero también es verdad  que a veces me siento culpable de que esto haya ocurrido,  y por ello cada vez intento disminuir más ese roce. Y lo que sé con más seguridad es que no quiero perder a mi amor por una simple atracción.

Perder el hábito de estudiar

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Dicen que tomarse un año sabático puede hacer que pierdas el hábito de estudiar. Parece una mera tontería. "¿Un año? Tampoco es tanto..." Pues bien, hoy quiero contaros algo. Estamos a 7 de Octubre, y llevo esperando para ver si me dan una plaza en el máster desde Agosto. Aun no me la han dado. El verano ya ha terminado, los niños han empezado el cole y el instituto, y el resto de estudiantes ya han empezado la universidad desde hace casi un mes. Yo llevo un mes en mi casa, en mi pueblo, esperando a que me den una plaza, mientras que mis padres están trabajando y mi hermano ya se ha ido a la ciudad para seguir estudiando en la universidad. Pasan los días y aquí sigo, en mi casa. Un día tras otro sin tener que estudiar ni, en su defecto, trabajar. En sí, no tengo nada que hacer, al menos nada "obligatorio". Lo peor de todo es que tampoco puedo buscar activamente trabajo por si finalmente no me dan la plaza. Un mes o más, así. Todos los días igual, sin saber q

Dulce tortura

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Aquí, sobre mi cama, tumbada boca arriba. Llegas tú, lentamente, y deslizas tus manos, tus dedos, sobre mi vientre, arrastrando a la misma vez mi camiseta, dejando el vientre desnudo. El vello se me pone de punta cuando tus dedos me recorren. Suben acercándose a un lugar socialmente prohibido de tocar. Siguen hasta acariciar mi cuello, mientras tu boca se encuentra cerca de mí, haciéndome ansiar el momento en el que se lleguen a posar tus labios en mí. El roce de tus labios en mi cuello, escuchando y sintiendo tu respiración sobre mi piel. Es una dulce tortura. Tus labios, mi cuello, tus besos, mis ganas, tus ganas. Un pequeño mordisco desata mis suspiros que llegan a gemidos silenciados. Por favor sigue. Tus dedos siguen vagando por mi piel, deslizándose en esta ocasión hacia abajo. Empieza por el cuello, pasando por mi escote descubierto por la camiseta de tirantes, deteniéndose ahí, deleitándose, haciendo que desee más. Continúa por mi vientre ya descubierto, rozando de ma