Juegos peligrosos


¿Sabéis una cosa? Yo fui la tonta por acceder a este juego tan... peligroso. Un juego de misterio, secretos, sentimientos incontrolables, y todo lo que ello conlleva. Ahora tengo las consecuencias, dolor, destrucción, más dolor, menos amistad, menos confianza, más tensión, menos libertad…, pero sobre todo, más calentamientos de cabeza. 

¿Y ahora qué? Pues lo único que me queda es solucionar esto que he montado yo, por jugar a este dichoso juego. Tengo que hacer que todo vuelva a estar estable, que nadie se sienta mal por mi culpa, ni por lo ocurrido, pero es muy difícil y más cuando ofrezco una solución y los demás me la rechazan, es masoquismo, prefieren sufrir que solucionar el problema.

Sé que esto me marcará, mucho, pero también me atará más, veré como mi libertad va disminuyendo, y eso me hará sentir peor, no sé qué es lo que puede ocurrir, pero lo mejor es intentar solucionarlo, hacer como si esto no hubiera pasado, y evitar que pase otra vez.

Maldita  noche de juegos, mentiras, secretos y silencios, ojalá no hubiera pasado.

Quiero que tengáis siempre presente una cosa, un gran consejo que os puede ahorrar más de una lágrima:


“Los juegos de tres nunca fueron buenos.” 

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