No es tristeza, es anhelo…


¿Nunca habéis sentido que no encajáis en un lugar? Qué aunque estés rodeada de buenas personas te sigue faltando algo pero que no sabes bien qué es.  Un sofá, una habitación, una mesa, una cama, una cocina no los sientes tuyos, son  solo objetos a los que no le has cogido ese cariño al que estás acostumbrado. Es como si faltara esa confianza que coges con las personas, y la que te ayuda a poder contarle lo que te pasa.


No es lo mismo vivir en la casa que siempre has vivido con tu familia, o simplemente una casa ideada a tu gusto, con tus normas, tu orden; no es lo mismo que vivir en una casa sin tu toque personal, sin las normas con las que estás cómoda, sin personas en las que verdaderamente puedes confiar. 

             "No os voy a decir que estoy triste, solo es simple anhelo."                   

Tengo todo lo que una persona puede necesitar para su vida diaria, una casa bien amueblada, un espacio personal (mi cuarto), gente para relacionarte mínimamente; por eso no es tristeza, siento que tengo lo que necesito, pero mi anhelo está en aquello a lo que le tenía confianza, esa gente y objetos, todo a lo que estaba acostumbrada.

“Costumbre”… esa palabra que lleva dando vueltas en mi cabeza desde hace unos años. Todo en esta vida es acostumbrarse; a los cambios, a las personas, a las situaciones, a la sociedad, y aún sinfín de cosas. 

A veces me canso de esa costumbre. ¿Por qué no puedo mantener todo aquello a lo que ya estoy acostumbrada? 


Es agobiante que cuando me he acostumbrado a algo tenga que volver a cambiar, y después volver a acostumbrarme, es como un círculo vicioso que no acaba nunca...

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