La oscuridad

»Basado en una pesadilla real.

Hoy he quedado con mi novio y un amigo para dar una vuelta. 

Una vez salgo a la puerta de la calle echo un vistazo y veo la calle tranquila. Los mismos coches de siempre, entre ellos el coche que utiliza mi padre para ir al trabajo. No sé porque pero algo me hace volver a entrar en mi casa, y cuando voy a encender la luz de las escaleras, éstas no encienden a pesar de mi insistencia.

Entonces salgo de nuevo a la calle para poder ver algo pero las farolas estaban apagadas; se ha ido la luz en todo el pueblo o al menos en las calles contiguas a la mía.

Asustada por la repentina oscuridad a mi alrededor, llamo a voces a mi madre, ya que el telefonillo no funciona (va con luz), pero a la hora de llamarla no me sale más que un intento de grito, pero aun así mi madre me escucha pero no baja ni me dice nada concreto.

La oscuridad es tan intensa, tan invisible que el miedo parece aumentar, y en un intento desesperado vuelvo a salir a la calle con la esperanza de poder ver algo.

Al salir, de repente me encuentro a mi amigo en mi puerta; el susto que me da es de infarto, pero una vez a su lado me tranquiliza. Ya ha vuelto la luz.

Miro hacia el coche de mi padre y veo que el maletero está abierto, no entiendo cómo puede ser eso si hace un momento estaba cerrado. Entonces mi amigo y yo nos acercamos, dentro del maletero nos encontramos unos pocos gatos, y al mirar hacia los asientos vimos muchos más gatos en el interior. ¿Cómo han podido llegar ahí los gatos? ¿Y quién les ha abierto para meterse?

Si normalmente me da miedo todo animal que pueda hacerme algo, ver tantos juntos era el colmo de los colmos. Realmente estaba asustada, y bastante. 

Corrí hacia mi portal para contarle a mi padre lo que estaba pasando, pero para mi sorpresa, al abrir la puerta, encontré el portal repleto de gatos. Todos quietos, mirándome fijamente, y yo temiendo el momento en que todos se abalanzaran sobre mí.

De repente me desperté. Qué sueño más raro he tenido en tan poco tiempo. 

Me levanto de la cama con intención de ir al baño. Cuando en medio del pasillo me encuentro un gato en la oscuridad, con su cola erguida, y su mirada profunda fija en mí.

Maúlla y mi vello se pone de punta.