Septiembre de nostalgia

"Dicen que el tiempo pasa muy deprisa, pero no te das cuenta 

de que eso es verdad hasta que creces."

Este es mi tercer año en la universidad, y quién me iba a decir que llegaría tan pronto, solo pienso en que hace nada estaba entrando en el instituto.

Puede ser que en algunos momentos me entre nostalgia. 

Aún tengo recuerdos del verano cuando era niña. Recuerdo esas tarde de principios de verano, cuando aún teníamos clases en el cole, y nos dedicábamos a ir a la piscina que comparto con mis primos y demás. Recuerdo cuando llegábamos y despertábamos a mi abuelo de la siesta y nos daba su “beso/mordisquito” de siempre; puede ser que esto lo haya contado ya pero es algo que no voy a olvidar.

También recuerdo a mi hermano y a mí en la bañera cuando éramos pequeños y la broma que siempre le gastaba: me tumbaba en la bañera y le decía “me muero” (o “me he muerto”, algo de eso), y él siempre me respondía “no te mueras, no te mueras”. A mí me hacía mucha gracia, supongo que es porque significaba que le importaba.

Un poco más reciente, también recuerdo mi estancia en el instituto, más bien mis errores, cosas que me arrepiento de haber dicho pero que hoy día puedo aprender de ello de alguna manera.

Recuerdo que los problemas eran un tanto más insignificantes que ahora, y supongo que en el futuro los problemas de ahora también me lo parecerán.

Aunque parezca repetitivo, pero la vida es un camino que tenemos que recorrer, que nos fortalece y nos ayuda a aprender.

Con el tiempo sabremos actuar, echaremos más cara para conseguir lo que queremos, y seremos capaces de caminar un poco más seguros en este camino, así como saber hacer insignificantes los pequeños problemas que nos surjan o, a lo mejor, no tan pequeños.