Esta es mi vida y no otra

Vivimos en una sociedad donde los tiempos ya nos vienen marcados, y tenemos que adaptarnos a esos tiempos impuestos. A los 18 años tienes que ir a la universidad, con todo lo que ello implica: estudiar, salir de fiesta, hacer amigos/as, experimentar... A los 30 años tienes que estar independizado, tener pareja, e incluso tener hijos/as ("que se te pasa el arroz"), y por supuesto tener trabajo (estable) y una casa. Y así sucesivamente. Se espera que sigamos unos ritmos concretos y que todos sigamos esa misma línea. Pero, ¿y si eso no es así? ¿Y si cada uno tiene unos tiempos diferentes? Ojalá poder liberarnos de esta presión social  que no nos deja vivir la vida como queremos,  o como necesitamos en cada momento.

Tengo miedo de que un día el mundo se vuelta totalmente tecnológico.  Que nos olvidemos de que ahí fuera existe un mundo real. Que hay colores, sonidos, olores, texturas que no existen en el mundo virtual. Que triste sería el día que todos nos viéramos encerrados en nuestras casas cual prisiones, viviendo una vida que creemos perfecta cuando todo se trata de una simulación. Me da miedo porque ese momento lo estoy viendo muy cerca. Me da miedo ser yo una de esas personas.  Y me da miedo estar ya metida en ese universo digital que no me deja ver la realidad. ¿Y si nos olvidamos de que hay un mundo más allá?

El arte transmite tanto... En cada letra, en cada coma, en cada punto, en cada entrecomillado; todo tiene un sentido; todo tiene su propio sentido. Cada pequeño dibujo, cada color, cada fina línea, tiene una intención. Le da ese matiz que lo hace único. Cada mirada, cada gesto, cada plano, nos quiere decir algo, llevarnos a un lugar, a una idea, a un sentimiento. Nada es por puro azar. Los pequeños detalles son siempre los que han marcado la diferencia, son los que dejan entrever los sentimientos, aquello que se esconde en la más simple cotidianidad. El arte nace con una intención, la intención del autor, y crece con el sentido que tú le das.

¿Qué priorizamos? ¿Nuestra salud o nuestras responsabilidades? En esta sociedad en la que vivimos estamos constantemente pendientes de rendir y ser productivos, pero, ¿qué pasa con nuestra salud? Muchas veces nos olvidamos de ella y priorizamos estas responsabilidades que nos llenan el día y que nos comen la cabeza por la noche. Poco a poco estoy intentando tomar más consciencia de ello y cuidar más mi salud. La salud no es solo física sino que también es psicológica. No estar bien con nosotros mismos puede llegar a ser mucho más incapacitante que cualquier malestar físico, y sin duda, este malestar psicológico afecta a su vez a la salud física. Cuidar nuestra mente es prestar atención a lo que necesitamos, prestar atención a nuestros sentimientos, y expresar todo aquello que pensamos y sentimos. En muchas ocasiones acudir al psicólogo es necesario para mejorar nuestro bienestar mental, igual que vamos al fisio para aliviar otras partes de nuestro cuerpo. Ojalá todos fuéramos conscient

Después de años vuelvo a escribir aquí. No sabéis el sentimiento de alegría y nostalgia que me llena el corazón. He estado leyendo algunas de las entradas que tenía por aquí publicadas. Entradas que cuentan momentos muy importantes para mí. Leyéndolas se me ha escapado alguna que otra lágrima y alguna que otra sonrisa. Ha sido tan bonito ver cómo pensaba hace unos años... Y lejos de atacarme a mí misma, por mi forma de pensar, he sentido cariño, ternura, ganas de abrazarme en esos momentos. Me doy cuenta de todo lo que se escondía detrás de mis palabras. Mi forma de pensar ahora ha madurado, tiene matices diferentes, y me doy cuenta de las creencias tan erróneas que tenía, muchas de ellas inculcadas por la sociedad. Pero también me he dado cuenta de cómo poco a poco iba descubriendo las pequeñas ideas que se escondían detrás de cosas cotidianas. Ver esto me ha hecho sentir que he madurado y que no estoy tan estancada como pensaba. Esto no significa que aun tenga muchas cosas que mejora