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Mostrando entradas de octubre, 2013

Mi subconsciente me habla

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Mi "estúpido" cartel ¡Para ya! ¿No te cansas de siempre lo mismo? Haces cárteles para que él los vea y te responda con sus cárteles, pero tú eres la tonta que se queda esperando una respuesta que nunca llega, mientras él hace como si no los hubiera visto. ¿Y qué es a lo máximo que has llegado? A que él escriba cárteles de cuánto ama a su novia, y de lo que es para él, y ahora eres tú la que se siente mal por no importarle lo más mínimo.  Él sabe que los lees, por eso los hace, y con sus cárteles te da a entender que ya no eres nada en su vida, y que la única persona que le importa es ella.  Cartel de él para ella ¿Por qué no dejas de hacer esos cárteles? Seguro que él te tendrá lástima por estar así, o a lo mejor se está riendo de esos estúpidos cárteles que haces, y se ríe con la que ahora, para él, lo es todo. Sácatelo ya de la cabeza, no sigas así más tiempo, hace mucho que todo esto acabó y tu sigues en el mismo sitio, torturándote to

Detalles de la vida

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Hay cosas que a simple vista no tienen importancia, como por ejemplo ver a dos personas que se alejan de la multitud uno al lado de la otra. Pero al darnos cuenta de detalles, las cosas cambian. Si nos fijamos son un chico y una chica los que se alejan de la multitud, y esa multitud está de fiesta. Son las 4 de la mañana y se dirigen a una zona oscura, apartada del resto.  Los detalles cambian por completo las cosas, y pueden hacerte pensar y sentir diferentes cosas dependiendo de ellos. De los detalles de esta situación se dio cuenta una chica que iba dirección a su casa despúes de la fiesta. Su mente empezó a encajar piezas de esta situación hasta que consiguió entender lo que pasaba. La chica se quedo mirando fijamente a la pareja, y poco a poco sus ojos empezaban a brillar más y más, pero permanecía callada, sin que ninguno de los presentes se diera cuenta de lo que pasaba. Una vez en su casa, metida en la cama, ella se echó a llorar hasta que se quedó dormida por el cansan

Lovely, mi verdadero yo

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Una vez en filosofía me dijeron algo que la verdad me llamó la atención. Me dijeron que la mente humana estaba dividida en tres: el ello, el yo y el superyó. El ello es esa parte de nuestra mente que es innata, es decir, que nace con nosotros, y que por lo tanto nadie nos ha enseñado. Se podría decir que es nuestra verdadera personalidad, la más primitiva, la parte impulsiva, y la que nadie ha cambiado a su antojo, dicho de otra manera, nuestro verdadero yo.  El superyó es esa parte de nosotros que está dirigida según la cultura, religión, lo que nos enseñan, es decir que esta es la parte que adquirimos de los que nos rodean. Aquí intentamos ser como sería correcto ser, según los valores de tu entorno; como todo el mundo esperaría que fueras o que te gustaría ser. Y por último el yo, que es lo que todo el mundo ve de nosotros, más bien, lo que dejamos salir al exterior. El yo es una mezcla entre el ello y el superyó, donde normalmente gana más terreno el superyó, mejor dicho, q

El momento soñado

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Ese momento en el que se crucen nuestras miradas, y digan todo lo que nos hemos callado, todo lo que sentimos. En ese momento, mis ojos se llenaran de lágrimas, y me derrumbaré entre tus brazos. Te abrazaré fuerte para que sientas las ganas que tenía de que llegará ese momento, y al sentir tus brazos a mi alrededor te abrazaré aún más fuerte. Apoyaré mi cabeza en tu pecho, escuchando latir tu corazón,  las lágrimas no dejarán de recorrer mi cara entre sollozos, junto a tu corazón. Será un momento tan mágico para los dos que parecerá un sueño, el sueño que tanto tiempo lleva en nuestro interior. Pero ese momento no ha llegado, ni tampoco llegará, porque tú ahora estas bien tal y como estas. No me necesitas. Estas muy ocupado con otra persona como para pensar en la que nunca fue nada; y por eso, nunca lo será.

¿Qué más esperais de mi?

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Siempre hago las cosas tal y como me las dicen, e intentando no decepcionar a nadie, pero el coraje que me da es como me lo pagan. Me echan la culpa de todo, me gritan, se quejan por lo más mínimo que haga, y no les quiero decir nada porque es lo que ellos esperan de mí. Pero estoy cansada de ser la tonta, y de callarmelo todo, porque un día de estos voy a decir todo lo que pienso y todo el mundo va a temblar. Puede que también lo pague con la gente que no tiene culpa, pero no me podré contener más.